Finaliza el curso escolar y los alumnos inician un nuevo periodo que, además de brindarles la oportunidad de disfrutar del merecido descanso, supone una oportunidad para practicar nuevas actividades que fomenten el aprendizaje no formal y contribuyan a su desarrollo físico, social, intelectual y emocional.

El tiempo de vacaciones durante el verano se presta para hacer muchas actividades o tareas que no es posible realizar durante el curso escolar, porque se realizan en un contexto relajado y flexible diferente al entorno escolar en el que viven durante el curso. Estas actividades vacacionales permiten al alumno iniciar el próximo curso con fuerza y con éxito y en función de cómo se planteen, pueden llegar a influir en los resultados del mismo.

A fin de conocer de qué manera pueden ayudar a sus hijos, le ofrecemos los siguientes consejos para que estos disfruten, sin dejar de aprender, durante las vacaciones de verano.

HACER UNA VALORACIÓN DEL CURSO ESCOLAR QUE HA FINALIZADO.

Es imprescindible realizar una valoración del curso que acaba de finalizar para conocer las fortalezas y debilidades que marcaron el mismo, los conocimientos trabajados y los resultados obtenidos. La actividad estival dependerá de esta información y de las directrices y orientaciones facilitadas por sus profesores.

ELABORAR UN PLAN FLEXIBLE Y VARIADO.

Lejos de plantear un plan que se ajuste a todos los niños y familias de la misma manera, sí que es conveniente que, los planes de actividades para el verano mantengan unas rutinas o hábitos de trabajo durante la semana, sin rigideces, en los que se combine el descanso con actividades de distinta índole.

Teniendo en cuenta a cada niño de forma individual, es interesante que se propongan actividades en las que los niños puedan aplicar aprendizajes trabajados durante el curso escolar en las distintas áreas o materias y que, a la vez, estimulen su iniciativa personal, sus capacidades inventivas y su creatividad. Son muchos los momentos y espacios de ocio en los que los niños pueden utilizar los conocimientos de matemáticas, lengua o ciencias, y que han trabajado en el centro educativo.

Para elaborar un plan para el verano adecuado a su hijo, es imprescindible seguir las recomendaciones que el equipo de profesores le haya facilitado. Ellos son los que verdaderamente conocen su rendimiento y estilo de aprendizaje, las necesidades y dificultades que haya podido tener a lo largo del curso y cuál es la mejor manera para que siga aprendiendo fuera del contexto escolar durante sus vacaciones.

MODERAR LA CANTIDAD DE ACTIVIDADES

Si no es recomendable una desconexión total del trabajo físico y mental, tampoco es conveniente saturar al niño de actividades. El período vacacional debe permitir que el niño disfrute de su tiempo libre, pueda elegir entre distintas actividades por iniciativa propia e incluso tener ratos de aburrimiento.

ELEGIR LOS HORARIOS DE FORMA ADECUADA

El horario escolar organiza la vida del niño y de su familia en general. Durante el curso, los niños están acostumbrados a obligaciones, actividades escolares y horarios, que cuando no están pueden ocasionar problemas. Por este motivo, es importante planificar de forma adecuada el periodo de vacaciones de su hijo.

Aunque los horarios de sueño y comidas varían de una familia a otra, es recomendable organizar los periodos de tiempo de las vacaciones teniendo en cuenta la edad de los niños, llevando a cabo las actividades que impliquen mayor esfuerzo mental en aquellas horas del día con menos calor y aprovechar adecuadamente aquellos ratos que se les hacen eternos y en los que se dedican a actividades pasivas, como ver la televisión.

Es importante que los niños conozcan que tienen un horario para la realización de las actividades, que debe ser flexible y tener cierta continuidad durante todo el periodo vacacional, pero que a su vez el niño no lo interprete como el horario de clases al que está acostumbrado durante el curso escolar.

ESCOGER ACTIVIDADES VARIADAS Y ATRACTIVAS

Durante el verano, las actividades en ningún caso deben ser tediosas o excesivamente largas. Es conveniente realizar actividades que motiven a los alumnos y que no los saturen, creando la sensación de que siguen en clase a pesar de estar de vacaciones.

Una de las mejores actividades a realizar en las horas muertas de verano es leer las lecturas recomendadas por sus profesores, así como cualquier otra lectura que resulte atractiva para el alumno y adecuada a su edad, ya sean cómics, revistas divulgativas, etc. siempre y cuando estas no compitan con recursos menos exigentes intelectualmente como el uso de videoconsolas, el televisor, etc.

El uso de juegos de estrategia y actividades que trabajen la lógica matemática (ajedrez, sudokus, cubo de Rubik, Rummy, mastermind, etc.) suponen una oportunidad para trabajar procesos cognitivos básicos de una manera más distendida, manipulativas e, incluso, en familia.

Fomente la escritura creativa y funcional por parte su hijo de manera habitual, mediante la realización de una actividad planificada de modo que, al menos, una vez a la semana deba realizar un texto escrito con una utilidad concreta, ya sea mediante un diario, un blog, correos electrónicos, etc.

En el caso de que el Colegio no le haya recomendado la realización de actividades durante el verano, pueden utilizarse otros materiales para la consolidación de aprendizajes, así como la aplicación práctica de conocimientos en contextos cercanos al niño.

El verano es un periodo idóneo para la realización de actividades físicas y deportivas que obliguen a los niños a ejercitar sus cuerpos y, a su vez, la actividad cerebral. No existe un deporte indicado para todos los niños, pero sí es recomendable incluir rutinas deportivas entre su plan de trabajo para evitar el sedentarismo y huir de actividades más pasivas.

ORGANIZAR ACTIVIDADES EN FAMILIA

Las vacaciones, además de ocio, suponen un grado de inactividad para los niños que, acostumbrados a estar cinco o seis horas al día rodeados de sus amigos y compañeros, se ven en ocasiones solos. Es recomendable que se planifique alguna actividad en familia semanal, atractiva y, sobre todo, diferente a las actividades que se realizan habitualmente, ya sea visitar un museo, realizar una ruta a pie en un entorno natural, asistir a un concierto al aire libre, ir al cine de verano o, entre otras, ir a un parque acuático.

Así mismo y en función de la edad de su hijo, es recomendable que durante el verano el niño pueda participar, junto con el resto de componentes de la familia, en las tareas de casa, haciéndole sentir útil en la vida familiar. Esto influye en su progresiva autonomía, en la toma de decisiones y en la resolución eficaz de conflictos y problemas.