Anima a cada niño a crecer a su ritmo. Dice un adagio italiano: “Chi va piano va sano e va lontano”, (EL QUE VA DESPACIO, VA SANO Y LLEGA LEJOS). Todos deberíamos tener la posibilidad de tomarnos nuestro tiempo, mucho más los pequeños. Por eso, propicie, en los posible:

• Respete su velocidad. Si necesita 30 minutos para desayunar, al contrario que su hermana, que lo engulle todo en 10, haz que empiece antes, y ya está.
• Recuerde que las niñas y los niños no aprenden al mismo ritmo. Desarrollan sus fuerzas en esferas diferentes.
• Nos gusta mucho ver crecer a nuestros hijos. Cuando aprenden algo nuevo o adoptan un comportamiento adulto, nos sentimos orgullosos, y con razón. Sin embargo, hay que evitar atosigarlos. Baje el listón, no lo presiones demasiado. La vida no es una carrera.
• Y tenga en cuenta… aunque a veces tenga de él la impresión de ser mayor, quizá no haya adquirido toda la madurez necesaria para comprender todo lo que ocurre en torno a él y elegir siempre lo que más le conviene.

Ser padre es acompañar a un ser hasta que asuma la responsabilidad de sí mismo, y eso se hace durante un largo periodo.