LA ALABANZA CONSTRUCTIVA
Se suele llamar también «refuerzo verbal objetivo» y tiene relación con los hechos, los esfuerzos y los logros reales de los hijos. No se limita a elogiar los buenos o brillantes resulta-dos, sino los esfuerzos personales, los medios puestos en práctica, la forma de hacer las cosas, aunque no se logren aún éxitos o niveles satisfactorios. Esto requiere fijarse y observar a los hijos, caer en la cuenta de sus actuaciones y realizaciones cotidianas.
Las alabanzas no deberían tener como objetivo las cualidades naturales de los hijos. Ser guapo, listo, simpático, etc. (alabanzas que a veces estropean a los hijos), son dones de la naturaleza y no frutos del trabajo y el esfuerzo. Es preciso dejar de creer que alabando sus cualidades naturales mejoramos sus actitudes y comportamientos personales.
Serían alabanzas positivas «me alegro mucho de que hayan mejorado tus resultados en Matemáticas»; «enhorabuena por decirme que te di dinero de más en la paga semanal»; <<<me has lavado magníficamente el coche, me ha venido muy bien». Los hijos deducen que vale la pena hacer el esfuerzo, que han realizado un buen trabajo.
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