Los niños pequeños suelen quererlo todo y no saber esperar.

Es tarea de los padres enseñarles la virtud de la paciencia, el saber esperar para conseguir lo que uno quiere. Aprender a esperar es, seguramente, una de las tareas más complicadas en nuestros días.

Es importante, pues, que se practique y se enseñe cuanto antes:

• Cuando el niño pida algo de forma inadecuada, es decir, con urgencia o agobios, no hay que dárselo, porque entonces habrá encontrado una forma infalible de conseguir lo que quiere. Lo mejor es explicarle que solo se le hará caso si habla con tranquilidad y sin exigencias.
• Realizar una actividad lúdica con turnos de participación. Si se está hablando y él no deja terminar la frase, hay que hacerle entender que también lo que se habla es importante, y que el diálogo se basa en una especie de juegos de turnos, donde unas veces toca escuchar y otras, hablar.
• Hay que hacerle ver que las cosas salen mejor si en lugar de realizarlas deprisa y corriendo les dedicamos más tiempo.
• Ser paciente. No tiene mucho sentido exigir paciencia a los hijos, si uno mismo no es capaz de serlo.