El control parental es una herramienta que permite a los padres supervisar y limitar el uso que sus hijos hacen de los dispositivos electrónicos, como ordenadores, teléfonos móviles o tabletas. Esta función puede resultar muy útil para proteger a los menores de los riesgos que entraña Internet, como el ciberacoso, el acceso a contenidos inapropiados o la adicción a las pantallas.

Sin embargo, el control parental también plantea algunos desafíos para la educación, tanto en el ámbito familiar como en el escolar. ¿Cómo se puede fomentar el uso responsable y crítico de la tecnología entre los niños y adolescentes? ¿Qué beneficios y limitaciones tiene el control parental para el aprendizaje?

El control parental es el conjunto de acciones que realizan los padres para orientar, supervisar y apoyar el desarrollo y el aprendizaje de sus hijos. El control parental puede tener diferentes formas y grados, dependiendo de las características de la familia, la edad y las necesidades de los niños, y el contexto sociocultural en el que se encuentran.

Algunos controles parentales se centran en restringir aplicaciones o páginas webs con contenido inapropiado; otros se centran en monitorizar las aplicaciones de mensajería y redes sociales. Incluso algunas aplicaciones de control parental incluyen funciones como rastrear un móvil y establecer alertas cuando el niño traspasa las zonas de seguridad, conocidas generalmente como “geofencing”.

El control parental puede influir positiva o negativamente en el aprendizaje de los alumnos, según la forma en que se ejerza y la percepción que tengan los niños al respecto. Algunos estudios como el de la Revista Colombiana de Psicología han encontrado que los alumnos que perciben un control parental aceptante, es decir, que implica afecto, comunicación, respeto y autonomía adecuada, presentan un mejor desarrollo y utilización de las estrategias de aprendizaje. Estos alumnos también muestran una mayor motivación, autoestima y rendimiento académico.

Por el contrario, los alumnos que perciben un control parental patológico, es decir, que implica sobreprotección, autoritarismo, indiferencia o negligencia, presentan un menor desarrollo de las estrategias de aprendizaje. Estos alumnos pueden tener dificultades para regular su atención, memoria y metacognición, así como para planificar y supervisar su proceso de aprendizaje. Además, pueden mostrar una baja motivación, autoestima y rendimiento académico.

El control parental no sólo se refiere al apoyo directo al aprendizaje que los padres o cuidadores brindan a sus hijos e hijas en el hogar, sino también a la facilitación indirecta de factores como la nutrición, la salud, la higiene y el ambiente físico y emocional. Estos factores pueden afectar al bienestar y al desarrollo integral de los niños, así como a su capacidad para aprender en el Colegio.

El control parental también implica la comunicación y la colaboración entre el hogar y el Colegio, así como la participación en los eventos y las decisiones escolares. Estas acciones pueden favorecer el clima escolar, la relación entre profesores y alumnos, y la continuidad y coherencia entre los procesos educativos que se dan en ambos ámbitos.

Por ello, resulta muy útil tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

• Sensibilizar a nuestros hijos sobre la importancia de proteger su privacidad y su seguridad en el entorno digital: Podríamos enseñarles a configurar adecuadamente la privacidad de sus dispositivos y aplicaciones, a no compartir información personal o sensible con desconocidos o a denunciar cualquier situación de riesgo o abuso.
• Promover el uso responsable y crítico de los dispositivos móviles, mediante el fomento del respeto a los derechos y deberes digitales, lograremos desarrollar más habilidades digitales y mediáticas, el aprovechamiento de las oportunidades educativas y culturales que ofrecen las tecnologías o la prevención de conductas nocivas o adictivas.