La fluidez lectora es la habilidad que tiene una persona para leer un contenido con precisión y capacidad de comprensión. La lectura debe hacerse de manera fluida y entendiendo todo aquello que aparece desarrollado en un texto. En la infancia es cuando se puede trabajar esta habilidad, la cual va a influir de manera directa en la edad adulta.

Si quieres saber cómo pueden mejorar los niños la fluidez lectora a través de libros infantiles, te explicamos algunos buenos consejos y técnicas eficientes que se pueden poner en práctica.

Un niño se guía por el ejemplo. Si se le enseña a leer de manera fluida necesita, en primer lugar, un modelo que imitar; por eso, es recomendable leer delante de él y en voz alta para que entienda qué es una lectura fluida. A continuación, se le debe dar paso a él para que practique y trate de seguir el ejemplo.

En el caso de que el adulto no tenga tiempo o disponibilidad, se le puede orientar a partir de la escucha de audiolibros. Estos pueden ser un buen ejemplo de lectura fluida, ya que se narra la historia con naturalidad, mostrando las inflexiones de la voz y tratando de captar la atención del niño.

Práctica guiada durante la lectura

Una vez que se le ha enseñado cómo es la fluidez en la lectura, se puede hacer un seguimiento guiado para que el niño sepa cómo debe leer. Para ello, se puede coger un texto o un poema, el adulto comenzaría a leer mientras el niño sigue el fragmento; a continuación, se le daría paso al menor para que tenga la oportunidad de leer por sí mismo. En otras palabras, intercalar la lectura entre ambos para que entienda cómo se debe leer correctamente.

Leer historias que sean de su agrado

Para que un niño adquiera buenos hábitos de lectura, es importante que se le ofrezcan libros donde se narren historias que le puedan interesar. Tiene que sentir que no es una obligación, sino una actividad de entretenimiento y aprendizaje que, sin lugar a dudas, va a enriquecerle gracias a las historias que se narran.

Si se desea trabajar la fluidez en la lectura,es preciso que aquello que lee le pueda interesar; es decir, se debe despertar la curiosidad en él con el fin de que, precisamente, vea en un libro la manera de entretenerse y sentirse realzado. De este modo, se sentirá más motivado a leer y ganará mayor fluidez.

Actuar como un personaje de la historia

A la hora de captar la atención del menor, es conveniente actuar a modo de actor. En este sentido, hay que ponerse en el lugar del personaje que aparece en la historia. A partir de ahí, se debe actuar como si se estuviese en una obra de teatro y ofrecerle al niño la oportunidad de que también lo haga.

Leer el mismo fragmento en varias ocasiones

Una lectura puede repetirse en varias ocasiones para que el niño practique y entienda qué ha leído. Probablemente, la primera vez le cueste cumplir la función de leer y comprender, de ahí la necesidad de repetir los fragmentos leídos varias veces si es preciso. Incluso, puede haber palabras que le resulten complejas o que no entienda, es entonces donde hay que detenerse, hacérsela repetir en voz alta y explicarle cuál es el significado.

Hacer refuerzo positivo

En el caso de que se note una evolución y se consigan ciertos logros, es importante hacer un refuerzo positivo y decirle que lo está haciendo bien. Este ejercicio de motivación le servirá como incentivo para sentirse bien consigo mismo.