Una sorpresa de vez en cuando hace que todos nos sintamos mejor. El asombro es una forma de transmitir nuestra ilusión, nuestras ganas de disfrutar de las cosas. La sorpresa gusta al que la da y al que la recibe. He aquí unas breves sugerencias para que usted sorprenda a su hijo o hija menor:

• Prepárele algo que sepa que le gusta, como su comida o cena preferidas. ¡Será una sorpresa!
• No siempre ni como costumbre, pero sí esporádicamente, prepare un plan especial fuera de casa para él o para ella.
• Invítele a que le ayude a preparar una sorpresa para otro. Disfrutará y aprenderá. En los preparativos ya anticipamos la alegría del otro. Pueden elegir al que no está en casa como destinatario de la travesura (por ejemplo, para mamá, cuando vuelva del trabajo) o en las fiestas o reuniones familiares (preparamos un detalle para cada uno de los invitados). Si les enseñamos a divertirse con las sorpresas que ofrecemos a los demás, seguro que aprenden el truco fácilmente, porque el efecto en nosotros y en ellos es trascender los propios intereses y pensar un poco en los otros. Esto es un buen aprendizaje para todos.

Fuente: TACO CALENDARIO DEL CORAZÓN DE JESÚS