• Mantén en orden tus cosas. El orden te ayudará a ganar tiempo, decía Goethe. Cuida los libros, cuadernos y útiles de trabajo. Esto no significa que no escribas sobre los libros, en los márgenes, que los subrayes y completes a tu modo. Pero bastará echar una ojeada a tus libros y cuadernos para detectar si eres una persona con gusto, responsable y trabajadora; o alguien desordenado, sucio y descuidado con sus cosas.
• Aprovecha el tiempo. Decían los clásicos que el tiempo es oro y que el tiempo huye. Es así. Conviene que te acostumbres a valorar el tiempo y la responsabilidad que tienes al aprovecharlo o perderlo. Cada momento tiene su importancia y es una oportunidad que no se dará nunca más.

Te puede ayudar este pensamiento del filósofo Schopenhauer: La gente vulgar sólo piensa en pasar el tiempo; el que tiene talento, en aprovecharlo. Y este otro del gran Beethoven: El tiempo es el bien más preciado para todo aquel que quiere efectuar actos importantes.

• La programación es imprescindible para estudiar bien. La tienes que adaptar a ti, a tu ritmo, a tu memoria, a tu capacidad... Y también, evidentemente, al grado de dificultad de las materias; dedica más tiempo a las asignaturas más difíciles.

La programación debe ser personal porque no todos somos iguales.

En la programación, concretada en el horario, debe entrar todo: los tiempos de estudio, de tele, de ocio y otras actividades e intereses. Este horario debería tener estas características:

• Personal. Elaborado por ti mismo, no por tus padres o profesores, aunque ellos te pueden aconsejar y ayudar.
• Realista. Que lo puedas cumplir y esté ajustado a tu edad y necesidades.
• Flexible. En el que reservas algún tiempo para imprevistos o modificas el orden prefijado o los tiempos asignados para atender posibles urgencias.
• Revisable cada semana o cada 15 días, para modificar aquello que no funcione en tu plan de trabajo e introducir las mejoras oportunas.
• Expuesto. Una vez hecho, y para mayor compromiso, colócalo en lugar visible para que te obligues tú y sea conocido por quienes viven contigo.
• En la programación y horario, fija el tiempo de las sesiones de estudio y de los descansos, procurando que cada día sean a la misma hora.

Se recomiendan las siguientes horas de estudio según la edad que tengas:

• de 7 a 12 años 1-2 h/día 5 días/semana.
• de 13 a 18 años 2-3 h/día 5-6 días/semana.

Según el nivel de estudios que curses:

• Secundaria: 2 horas diarias.
• Bachillerato: 3 horas y media diarias.
• Ciclos Formativos: 3 horas diarias.

Estas indicaciones son orientativas, pueden y deben variar según tu interés, capacidad intelectual, número de suspensos, proximidad de exámenes, etc.

• En el tiempo de estudio, alterna las asignaturas. No te concentres sólo en una, distribuye el tiempo y dale el mejor a las materias que te supongan mayor esfuerzo o que suspendas. Se aconseja comenzar estudiando las más fáciles, seguir con las difíciles y terminar con las fáciles y más agradables de nuevo. Por eso también es importante que hayas clasificado las asignaturas por orden de dificultad y gusto personal, para así darles más o menos tiempo en tu horario.
• Exigencia. Si entre lunes y viernes no has obtenido 10-12 horas de estudio, el fin de semana hay que recuperar. Y algo más en tiempo de exámenes. Deja, si puedes, para el fin de semana las tareas que te lleven más tiempo: una lámina de dibujo, un trabajo para una asignatura... Si no tienes la suficiente fuerza de voluntad, procura que te ayuden tus padres o hermanos mayores a cumplir tus horarios y compromisos. No cierres la puerta de tu habitación si no hay ruidos, así podrán observar si de verdad estudias. Pide que te hagan preguntas sobre lo estudiado o, simplemente, conversa con ellos para que puedas exponer lo que sabes, eso te ayudará a fijar lo aprendido y a precisar cómo lo expones.
• Es preferible siempre estudiar solo, sobre todo en tiempo de exámenes. Pero también tendrás que hacer trabajos en grupo o con alguien de tu clase. Para esta modalidad de estudio conviene que os marquéis muy bien los tiempos de trabajo, haced un horario, sed puntuales y elegid un coordinador del grupo para ser más eficaces. Distribuid el trabajo y sed profesionales en responder de lo que os toque.
• Regularidad. Tu tiempo de estudio no debería depender de los deberes, exámenes o controles a la vista. Son muchos los que piensan que si el profesor no les manda tarea no tienen que estudiar. En tales circunstancias, el estudio debe centrarse en el repaso de lo que se va dando día a día en clase, en ampliar conocimientos por otras fuentes diversas al libro de texto, en hacer apuntes o en ir leyendo los temas que se van a dar para que la clase sea más productiva e intervengas aclarando dudas.
• Si te mandan trabajos, incluye su realización en tu horario cuanto antes. Nunca los dejes para última hora, porque los harás deprisa, sin gusto, sin aprovechamiento y sólo para «pasar».
• Evalúate periódicamente. No sólo en conocimientos, sino en voluntad, hábitos de trabajo, cumplimiento de compromisos, eficacia de las técnicas de estudio... Una forma de hacerlo es llevar un diario en el que vayas apuntando todas estas cosas una vez a la semana. Si eres constante, conseguirás una buena disciplina de trabajo y una valiosa experiencia.

FUENTE: LIBRO TÉCNICAS DE ESTUDIO PARA ADOLESCENTES DE ANTONIO GONZÁLEZ