La clase ideal
Tanto profesores como estudiantes pondrían tales exigencias que difícilmente se podrá encontrar la clase ideal. No obstante, en una buena clase no deberían faltar estos elementos:
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Disciplina. Es la base imprescindible para una clase eficaz. Hoy se ha convertido en un gran problema. Las leyes, la sociedad, el sistema educativo, los profesores, los padres y los alumnos se echan la pelota de la falta de disciplina unos a otros. Cada cual tendrá que exigirse y responsabilizarse de la parte que le toca para lograr un clima de serenidad y respeto en las clases, para que sea posible el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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Atención. Una clase ideal es aquella en la que los alumnos están atentos, lo cual se demuestra ya con la forma de estar sentados, cada uno a lo suyo, pendientes de la explicación, de tomar apuntes o de subrayar en el libro. La atención, como ya se ha dicho anteriormente, no afecta sólo al momento de estar en el aula, sino a la predisposición con que se llega a clase. No haber dormido, tener un disgusto, no haber desayunado o comido..., son elementos que perturban o anulan la atención.
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Participación. Los alumnos que todos los profesores desearían tener son aquellos que participan en la clase, que demuestran con intervenciones, preguntas o puntualizaciones, su atención. Claro, también corresponde al profesor motivar y suscitar la participación de la clase. Pero, aunque no lo consiga, tú no dudes preguntar en la clase, después o antes, al profesor o a los compañeros, si algo no te ha quedado claro.
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Clarificación. Una clase envidiable sería aquella en la que todos los alumnos se aclaran sobre lo que se presenta o explica, se enteran de qué va, saben lo que tienen que hacer en el futuro, jerarquizan lo más importante y lo secundario, lo que han que aprender de memoria y lo que no. Una de las funciones de la clase es hacer comprensible la materia. Si esto sucede, será más fácil después estudiar y asimilar.
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Trabajo. Una buena clase es aquella en la que se trabaja mucho y bien. Lógicamente esto afecta en primer lugar al profesor, y le obliga a llevarla bien preparada, a adaptarse al alumnado, a usar las técnicas adecuadas para motivar, dar participación y hacer trabajar. También afecta a los alumnos, que deben esforzarse en evitar la pasividad. El trabajo será individual la mayor parte de las veces, pero otras se hará en grupo. Y también esto hay que aprender a realizarlo bien y de forma provechosa.
FUENTE: LIBRO TÉCNICAS DE ESTUDIO PARA ADOLESCENTES DE ANTONIO GONZÁLEZ
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