El estudio se favorece con otros hábitos de apoyo más importantes de lo que pueda parecer a primera vista. Lo que hagas con tu cuerpo no es neutro o gratuito. El cuerpo exige también sus derechos y pasa factura antes o después.

• Alimentación. Come sano, a horas regulares, evitando las comidas pesadas o muchas horas con el estómago vacío. Procura ingerir diariamente leche o sus derivados, frutas y verduras en abundancia. Es muy importante hacer cada día un desayuno saludable para ir en condiciones de prestar atención en las clases y rendir en el trabajo escolar.
• Ejercicio físico. Trata de hacer diariamente ejercicio físico o bien practica algún deporte con regularidad. Puede ser suficiente jugar en los recreos y hacer bien las clases de educación física en las jornadas laborales y, en los fines de semana, practicar algún deporte. La vida sedentaria obliga a mantenerse en forma.
• Adecuada postura corporal cuando estudies. El tronco recto y la espalda apoyada en el respaldo de la silla. A una distancia alrededor de 30 cm del libro y, si es posible, que esté inclinado por un atril u otro objeto. Esto hace que la vista y el cuerpo no se cansen tan pronto.
• Duerme lo suficiente todas las noches, lo que corresponda a tu edad, ni más ni menos. Si no duermes en la cama, el cuerpo reclamará su descanso, aunque sea en la mesa de estudio.

Ojo a la golosina visual que es la tele o el móvil, te roba el tiempo de descanso sin darte cuenta y, como todas las malas golosinas, engorda.

Dormir bien es especialmente importante en tiempo de exámenes. No es recomendable pasarse la noche estudiando o darse atracones de última hora.

Hay que ser previsores y distribuir las horas de estudio en los días anteriores. Si acudes a clase o a un examen con sueño y fatiga acumulada, el rendimiento será menor.

• Con relajación. No conviene que realices grandes esfuerzos físicos antes de ponerte a estudiar, dificultaría tu concentración e intensidad en el trabajo. Procura tener relajada también tu mente, libre de otros intereses, preocupaciones y disgustos.
• Buena disposición, con serenidad y optimismo. Consciente de que este tiempo de estudio es una oportunidad única —y que no volverá— para crecer como persona humana, desarrollar tus cualidades, y regalada por Dios para que le ayudes a crear y recrear el mundo día a día.

FUENTE: LIBRO TÉCNICAS DE ESTUDIO PARA ADOLESCENTES DE ANTONIO GONZÁLEZ