Es que no tengo ganas de estudiar

Pues las pones.

Este breve diálogo seguro que es el resumen de muchas escenas, tranquilas o alteradas, de las que has sido protagonista en el escenario de tu casa o del colegio. Lo de poner ganas de estudiar es fácil de decir y suena contundente para cerrar una conversación, pero en tu cabeza queda siempre el runrún de la duda:

¿Y eso cómo se consigue?

Y es que en tu corta existencia has llegado a unas conclusiones indiscutibles:

1. Es más divertido e interesante ver la tele, jugar a la play, salir con los amigos, escuchar música, hacer deporte, navegar en Internet, ir de compras o ejercitar el pulgar en el móvil, que estudiar.
2. A los mayores, padres y profesores, les molesta mucho que yo no estudie. El no hacer nada o los suspensos, en consecuencia, son un arma estupenda para oponerme a ellos.
3. Siempre me dan la brasa con lo de estudiar y su importancia para el futuro, para ser alguien, para tener dinero... Y en realidad yo lo veo todo eso muy lejos, me interesa más el presente y pasarlo bien; y eso sin contar que para ganar dinero no hay como un golpe de suerte o salir un día por la tele.

¿De verdad que no encuentras razones serias para

estudiar?

SEÑALA SIETE RAZONES PARA ESTUDIAR

• No ser una persona ignorante e indocumentada.

• Ser capaz de entender el mundo en que vivo y las cosas que pasan.

• Pensar con mi cabeza y evitar que otros me manipulen.

• Expresar con claridad mis ideas, sentimientos, opiniones y proyectos.

• Poder viajar, conocer otras personas y culturas, hablar idiomas.

• Superarme, ser feliz por conseguir nuevas metas.

• Dar alegrías a quienes me quieren y conocen.

• Disfrutar las vacaciones, sin pensar en recuperaciones ni repescas.

• Dar pasos, curso a curso, para hacer la carrera o trabajar en lo que deseo.

• Tener más seguridad, más amigos y mejores relaciones con mi familia.

• Conseguir los regalos y premios que deseo.

• Sacar buenas notas y lograr la satisfacción personal.

Tener razones, y de las buenas, para estudiar es fundamental. Los psicólogos las llaman motivaciones, y son el timón para controlar el rumbo de tu vida y conseguir tus objetivos. Si careces de razones, te dominarán las sensaciones, los sentimientos, los gustos... y no podrás llegar muy lejos; te irás a pique con las olas y escollos de cualquier dificultad.

El sabio griego Arquímedes dijo para ponderar el uso de la palanca: «Dadme un punto de apoyo y moveré la Tierra». Si tú encuentras una buena motivación para estudiar, no habrá quien te pare. Así que antes de encontrar el cómo estudiar, búscate por qué quieres aprender.

Las motivaciones son imprescindibles, son como las palancas que nos ayudan, en este caso, a mover la voluntad. Pero no lo son todo, pues no evitan el esfuerzo personal. ¡Qué más quisiéramos todos que no tener que esforzarnos para conseguir las cosas!

Los motivos no surgen por sí mismos, sino que hay que adquirirlos y cultivarlos. Y los hay buenos y malos, mejores y peores. Muchos estudiantes no remontan el vuelo porque tienen motivaciones pobres. Por ejemplo: estudiar para evitar un castigo, superar un examen, aprobar o conseguir un premio... Hay que aspirar a razones más serias para estudiar: aprender, saber, ser una persona culta y libre...

Tú, ¿por qué quieres estudiar?

De las siete razones para estudiar que ya has señalado en el recuadro anterior, escribe, con tus propias palabras, la que es para ti la razón más importante para estudiar:

FUENTE: LIBRO TÉCNICAS DE ESTUDIO PARA ADOLESCENTES DE ANTONIO GONZÁLEZ