Nuestros chicos están comprobando la diferencia de horarios entre nuestro país y Francia: toca madrugar todos los días para desayunar y empezar la “dura” jornada de experiencias. El martes sufrieron en sus carnes el terrible tráfico de París, en cuyo entorno viven casi 12 millones de personas y que está repleta de obras en su preparación para los Juegos Olímpicos de 2024. Pudieron ver los monumentos más importantes del centro neurálgico de la capital francesa: Notre Dame, el Palacio del Louvre, la iglesia de San Luis Los Inválidos, la Ópera de París, la iglesia de la Madelaine y, cómo no, la torre Eiffel, donde las baterías de los móviles sufrieron para aguantar sin agotarse hasta el fin de la visita.

La sorpresa de la jornada fue la actuación musical de nuestro alumno Pelayo, nada menos que frente al Palacio de la Ópera de París, aceptando la invitación de un músico callejero que le prestó su guitarra. Buena parte de los chicos y chicas del Nazaret terminaron cantando a coro, sorprendiendo a los viandantes parisinos.

Tras una comida rápida por la zona del Boulevard des Italiens y la compra de algunos souvenirs de oferta, subieron en el famoso Bateau-Mouche, el barco turístico que surca las aguas del Sena, mostrando otra perspectiva de los edificios más relevantes de París.

El miércoles fue otro día de madrugón para llegar a primera hora al destino deseado por el 95% de los estudiantes participantes en elviaje: Eurodisney. Una vez allí, no hubo sorpresas: princesas, colorines, coreografías, Mickey, Buzz Lightyear y precios desorbitados en todo lo que intentas comprar.

Aún así, tras casi 12 horas seguidas de estancia en este enorme parque de atracciones, los chicos y chicas estaban encantados, aunque agotados. Las piernas cansadas de tanto andar y esperar colas y los brazos llenos de peluches y muñequitos varios.

Hoy se despiden de París para llegar a nuestro próximo destino: Burdeos.