Ayer viernes, antes de que pusieran las calles, exactamente a la 6.50 horas, diecisiete valientes fueron a la playa anexa al hotel y se bañaron en el Adriático (dicen que el agua estaba fresquita...). Seguidamente marcharon a Split, capital de Dalmacia y ciudad Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La guía les explicó que el casco antiguo está dentro de lo que era el gran palacio del emperador romano Diocleciano (S. III d C.). Recorrieron las calles internas, el peristilo, la Catedral y las bonitas plazas con cafeterías. Asistieron a varias curiosidades: unos hombres disfrazados de romanos se fotografiaban con los turistas por una propina; y también oyeron a cuatro hombres cantando Kapla, un canto a capela muy vivencial, típico Dálmata.

Después de comer, continuaron la ruta hasta Dubrovnik, la perla del Adriático. Una vez llegados al hostal, se encaminaron con la guía a la ciudad antigua, también Patrimonio de la Humanidad. Dubrovnik, es un recinto amurallado con calles muy ordenadas y casas de caliza blanca, un pintoresco puerto, todo muy bonito. La guía les llevó por los lugares más interesantes y curiosos, que nunca habrían  conocido sin ella. Después del pateo, tiempo libre para compras y cena. Finalmente volvieron al hostal, a un cuarto de hora caminando del centro histórico.