No hay duda de que a todos no nos hace reír lo mismo, pero ni siquiera a la misma persona le hace gracia siempre el mismo chiste. La ciencia hace tiempo que investiga el humor.

 

Para que un chiste funcione, debe seguir la llamada teoría de la transgresión benigna. Esta teoría nace de las investigaciones del lingüista Tom Veatch y se basa en el hecho de que el humor debe crear sensaciones de seguridad e inseguridad al mismo tiempo.

 

Hay estudios que aseguran que, después de una tragedia, deben pasar 17 días antes de que nos pueda hacer gracia. Entendemos que dependerá de la magnitud de la tragedia.

 

Richard Wiseman, investigador británico y profesor de Comprensión Pública de la Psicología en la Universidad de Hertfordshire, en el Reino Unido, decidió encontrar el chiste más gracioso del mundo. Para ello creó en 2001 la página web LaughLab con 40.000 bromas de todo tipo, y donde se podía votar.

 

Su estudio recopiló además datos muy curiosos sobre los chistes. Concluyó que los chistes más efectivos suelen tener una extensión de 103 letras, que la gente se ríe más de las bromas a las 6:03 de la tarde y que los animales más graciosos son los patos.